Dormiré todo el día.
No abran persianas ni puertas ni ventanas.
No aviven mis ojos cuando llegue el alba.
Déjenme yacer, es todo lo que anhelo,
no deseo ser perturbada, aunque tiemble la tierra.
Quiero seguir con los ojos cerrados
que de mucho observar están fatigados.
Dejen que mi sonrisa por tantos amada,
languidezca con el todo y con la nada.
Hoy me niego a despertar
deseo seguir durmiendo hasta
que llegue el minuto final
del tan ansiado sueño eterno.