"Hoy dijo la radio que han hallado muerto al niño que yo fui"
Joaquín Sabina
Eclipse de Mar
Hay noches como estas en las que llego de algun barcito de por ahi, entro a casa y siento ese olor a casa nueva, esa bella y amarga mezcla entre meláncolia y alegria que nos devuelve las ganas de sentir, de descubrir porque somos mas que unos simples y minusculos seres que a veces nos extrañamos y nos abrazamos entre sueños y especialmente que nada es como es. Son como aquellos paseos nocturnos en los que me ponía la ilusión bajo el brazo y salía a buscarte, con la certeza que cruzando una esquina, dentro de un bar, en una casa cualquiera te iba a encontrar, y juntos ibamos a llorar y reir, me irias cortando poco a poco el aire que quedaba dentro de mi y juntos, otras vez juntos, pero esta vez por siempre juntos, seriamos un ser. ¡Qué soñador soy! 3.500 km son mucho y no justamente en un bar cualquiera a la hora en que yo sentí las ganas de salir, vas a estar vos esperandomé. Bueno ¿en qué estabamos? ¡ah, si! en mi casa habia olor a nostalgia y alegria, te adelanto que eso no fue lo sorprendente, sino que lo sorprendente ocurrió en un momento determinado, cuando nadie (Lease "yo") lo esperaba, cruzando el umbral que comunica el comedor con la cocina pude ver que había una campera color azul con blanca, y olí esa fragancia tan distinta a las demas, esa que en varías mujeres me parecia sentir, pero no, esa era otro perfume, no era ni el de la alegria ni el de la meláncolia. Era tu perfume, unico, imborrable, asesino...
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