EL INGLÉS DE LOS NÚMEROS .
(Narrativa breve)
Por: DANIEL O. JOBBEL .

Un café parisino, aquellos días. Entraron al bar dos hombres, con un intervalo muy breve. Un tipo blanco y un moreno de andares dúctiles que había firmado unos cuántos libros. Me llamó la atención. Conocía al dueño. El blanco tenía pinta de buen inglés, hace tiempo iba al diario, y tenía una mirada que no se podía olvidar. Creo que le hice algún favor para que pudiera regularizar su situación en los tiempos en que yo tenía aún algo que ver con la Dirección Central de Migraciones. En cuánto al otro un tal Robin Gandy dice, ser cliente habitual de los bares del barrio Montparnase. El tipo me contó la historia de ese inglés, que había quién decía que tuvo algún problema después de la guerra, con un nombre, cifrado, diferente.
Lo conoce. Sí a usted le digo, espetó el mozo. A ver.¡ Sí! Una ayudita, dijo. Vuelo. Un ser humano más. Humilde, contesté.
Inteligente. Sin decoro. Prócer en las tinieblas si se permite. Si usted conoció al bacalao, o delicado editor de letras en una libreta de almacén, como las que se usaban antes; puede, necesito que sepa quién fue en el mundo real este personaje conocido. El hombre fue considerado el máster de la informática primitiva. Creó la primera computadora y es necesario que usted lo sepa, dijo el mozo con un café en su bandeja. Es matemático, lógico, científico, filósofo, su especialidad es la criptografía, y un gran maratonista. Yo creo verlo en ese bar de entonces. Imagina, dijo un tal Lennon . Imagino. Una vez fui a su hotel en cuando supe la dirección. Era un día de otoño soleado en los 50'y había decidido ir a pie. Aunque aquí se utiliza mucho la bicicleta. Escogí las horas de la tarde. La posibilidad de que hubiera salido. O, al menos, eso esperaba. Así podría preguntar en recepción unas cuántas cosas acerca de ese misterioso hombre. Me sentía ansioso. Su trabajo en la Segunda Gran Guerra fue descifrar códigos. Miraba desde detrás del cristal de ese café, la avenida de Le Maine, en París. Estaba casi seguro que estaría allí. Quizás exiliado o de incógnito. El tipo era un genio, sabía saltar obstáculos y a la prensa. Supe por sus contactos que dos o tres años antes había marchado a México. Pero estuve en París, lo busqué (si bien no con excesivo ahínco), no lo encontré. Pero allí seguro estaba.
Entré en Le Chien y pedí un famoso coñac. Todo pasaba y de pronto nos cruzamos la mirada. El matemático hizo un gesto amistoso con la mano. De repente me entraron ganas de ir hasta su mesa y decirle que tenía que hacerle una pregunta confidencial. Podría habérmelo llevado aparte y decir qué lo conocía y sabía de su historia. Voy al cuento. Fue un genio oculto por las fuerzas británicas. A pesar de esto, fue castigado por su homoxesualidad y sometido a la castración química. No es descabellado pensar que si no fuera por la labor de este científico, quizás el Imperio del Tercer Reich se hubiese expandido de tal manera y hubiera cambiado el orden global de los europeos. Y sí. Tomé esto como quiera lector. Pero tome el asunto como algo personal. Piense en su árbol genealógico, si es que hubiera, descendientes de Europa. ¿Como hubiese sido todo? Analizando desde este punto de vista tomo la osadía de preguntar¿Cabe la posibilidad de qué usted nunca haya nacido? ¿O fuese un ser de un maquiavélico experimento? Alan falleció un verano boreal, el 7 de junio de 1954 (a los 41 años) por suicidio, aunque algunas hipótesis a seguran que fue asesinado. Mitos urbanos o no, se dice, murió al morder una manzana envenenada con cianuro. Icono luego de Apple.
Este personaje hizo ver un haz de luz y de esperanza a la humanidad. La verdad es que en esa época me hubiese resultado útil saber algo más de ese sabueso de los números y la Criptología por su boca y no de otros parroquianos del bar. Sin embargo ¿fue condenado a la muerte por homosexual? "Sólo podemos ver poco del futuro, pero lo suficiente para darnos cuenta de que hay mucho por hacer", Alan Turing. Ah!, lector, no caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Huye.