El gato que me regaló mi padre por mi cumpleaños, me miraba con cara de curiosidad, yo también lo observaba, no era un gato normal, era un animal adulto, de ojos muy profundos, tenía un aspecto salvaje, que me inspiraba un poco de recelo . Mi madre no estaba de acuerdo con el regalo de mi padre, decía que el pelo del animal podría afectar a mi hermano recién nacido. Pero de todos modos aquí lo tengo, entre mis manos me mira extrañado. De pronto, su garra derecha rasguñó mi cara, lo solté bruscamente y corrió por el pasillo. Toqué la herida con la mano, me ardía fuertemente.
Después de curar el rasguño, busqué al animal por muchos sitios, pero no lo encontré. Pasé delante de una habitación, recordé que en aquel lugar no había buscado. Abrí la puerta, un olor a sangre me golpeó la nariz, el piso tenía una enorme mancha roja. Un escalofrío recorrió mi espalda, la cuna de mi hermano estaba vacía. En un rincón el gato me miraba con la boca ensangrentada, a su alrededor habían restos de carne, frente a mis pies estaba lo que quedó de la cabeza de mi hermano. |