A veces me equivoco y no lamento ser uno más de tantos que han errado. Acepto mi sendero equivocado pues esa es mi elección y mi tormento. En mí surge constante el sentimiento, igual que surge el sol enamorado sin miedo de sentirse criticado por nubes atraídas por el viento. Aprecio la tristeza y la alegría, los cielos que se exhiben cristalinos y cuando están nublados, los admiro pues hay también en ellos armonía que existe como existen mil destinos, que se pierden un día, en un suspiro.
Texto agregado el 14-12-2016, y leído por 246 visitantes. (7 votos)