El traje azul.

Dormido por treinta años, el traje azul aún en su caja de cartón y raso, un poco desteñido por el paso del tiempo pero manteniendo la prestancia y hermosura del único día en que fue usado, ha visto la luz por segunda vez.
Su dueño luego de usarlo por pocas horas, lo volvió a guardar en la misma caja que le entregaron cuando lo compró.
Aún tenía en su ojal las perlitas de color blanco que un amigo le había colocado al entrar a la Iglesia.
Después de ese día, su dueño se encerró en sí mismo para no volver a ser el mismo de antes, la soledad fue su fiel compañera por treinta años, del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, el consuelo jamás llegó pues para él, la vida había terminado aquél día y ni siquiera su familia pudo hacerle ver lo contrario.
Hoy, alguien sacó aquél traje para cumplir con el último deseo del desdichado hombre, en una corta carta, había pedido que al morir, lo vistieran con el traje azul, completando la carta con lo siguiente:
___El único día que usé ese traje fue el día de mi boda pero ella jamás apareció, desde ese día estoy muerto por eso es que quiero que me vistan con él cuando mi cuerpo sea enterrado, me ha traído tanta mala suerte que quiero que se pudra conmigo y que nadie más pueda usarlo.

Omenia.