Un transeúnte sin bolsillos
busca tener un lugar entre el mañana y el ayer.
No sabe que ya han inventado el hoy,
único tiempo en que se vive.
Frente a mí el espejo mastica un eco,
algo sale dispuesto a no ser visto
y se eclipsa en el vaho aunque no me lo diga.
Arrojo por el aire la mesa y la silla.
Se quedan estáticas, como una fotografía.
El agua corre por mis dedos,
se mueve, me toma y se regresa,
ondea en el horizonte y se divierte en mi voz.
Se repite el arco iris reflejado
sobre una oxidada lata de cerveza.
Se me ocurre que me grita:
“Cuando me olvides te recordaré en la espuma”
¿Quién quiere recordar un nombre
con todas las arterias abiertas?
Texto agregado el 08-12-2016, y leído por 141
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