Poema para un loco
Una mañana, teñido el cielo con negros nubarrones
Mientras las hojas mustias caen, sobre mi cabeza
Las nubes en el cielo, corren cual manadas de cervatillos
En busca de una tierra donde no esté raída por el hombre
Donde los árboles den sombra, y sus hojas no se marchiten
Deambulo entre estas ideas locas, y no encuentro el camino
Entre sombras de la no cordura, hablando con las nubes
A lo lejos se vislumbran los ecos de los truenos con sus rayos
Mientras mi figura cual grotesco arlequín, entre risas locas
Va dejando entre sombras rastros de aquel que alguna vez fui
Mi voz trémula, hueca, vacía entre murmullos ininteligibles
Con mis ojos anegados de lágrimas amargas, bañan mi rostro
Solo, ahora se hace más lento mi deambular, entre locas quimeras
Cuando llega la noche, con ella hablo y me responden las estrellas
Bajo su amparo, el día siguiente me encuentra dormido en algún portal
Alma errante, tal vez huyendo de la gente y de la llamada ciudad
En la cual impera, la intemperancia, el despotismo y la maldad
Y así atrapado en mi mente, la cual no piensa con claridad,
Sigo deambulando, por las praderas, buscando solo, la gran soledad.
Raúl Amador Irusta |