La Kotenka es una gatita a la que le gusta el panetón —pero no pasa las pasas—. Cuando está de buen humor, con su patita le saca las pasas y se come el resto. Y tan contenta. Cuando no, empieza a hacer rrrrrr, luego kjiiiii, finalmente grrrrrr, saca su garra y deja el panetón hecho mi… gas.
Un día, el Rey la invitó a su planeta.
—Che gata —le dijo—, date cuenta de que vos misma sos la causa de la ira que padecés. Si ordenás una puesta de sol al mediodía…
—Cortala, che Rey, cortala —explotó el Principito, que estaba detrás del trono redactando las normas de conducta del enésimo indulto de la rata—. ¡Me tenés podrido con las puestas de sol!
—Bueno, Sr. Ministro, no se enoje Ud. —repuso el Rey. Y dirigiéndose a la Kotenka, que se lamía la patita como si con ella no fuera la cosa: —Si ordenás panetón —y sobre todo en Navidades, cuando las condiciones son francamente favorables—, podés obtener todo el que querás. ¡Pero no hay panetón sin pasas! Así que, o le sacás con paciencia las pasas y te comés el resto… ¡O no ordenés panetón, pes! ¡Carajo!
El Principito asomó la cabeza un instante por detrás del trono y asintió, mostrando su acuerdo con las palabras del Rey. Luego, regresó a su redacción. Y la rata, que pasaba por allí, también asintió, pero ahí no más se guardó, no fuera a ser que la Kotenka…
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