En el resplandor orgulloso de la alegría se lavan las risas.
Un deslumbramiento de soles extingue todo atisbo de tristeza
y surge la promesa de agitar el perfume de días venturosos,
cuando la sangre se altera en cavidades inciertas que arden
mordiendo la almohada donde se ahoga el grito que el amor arranca.
La pasión desclava ermitaños deseos traviesos que erizan,
como rayos de lirios, la piel que tiembla en cada gorjeo.
Alados alientos rasgan el cielo de esa isla de sueños
que habita el cuerpo cuando en las orillas del anhelo,
se siente descansar, en la blandura de las fatigadas carnes,
la suave pluma del arco iris reposando después de la lluvia.
Texto agregado el 30-11-2016, y leído por 218
visitantes. (3 votos)