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Me dijiste que habías vuelto a comer, cuando yo te vi tomar, sabiendo que tomar y beber no es la misma cosa. Te vi de reojo, como a través de un espejo; más bien, te vi sin verte. Estabas inerte, esperanzada, viviendo. Vivías como en una película de los 90; eras Uma Thurman en Pulp Fiction, esa de Tarantino, y yo solo era tu audiencia.
Vagabas entre cuatro paredes que siempre fueron demasiado chicas para tu cabeza, para tu desconfianza en la vida. Nunca pise un altar tan negro, en donde la hermosa ceremonia era beberse unos mates y tomarse al diablo.
Nunca volví tan apestoso como ese sábado-domingo, donde la lluvia me lavó la inconsciencia, y me devolvió la fuerza para caminar. Mientras andaba, pude entender lo que es ser de afuera, verte de afuera, vernos del otro lado. Así, lúcido y desinhibido, hasta que la cabeza me explotó tan fuerte que a la noche seguía en cama.
Si digo esto, es porque me sentí vivo, y eso no es vida. Lo sé porque lo sé. No me preguntés cómo, esas cosas no se preguntan. Es como tratar de mirarse en el reflejo metalizado de una alacena, o en la pantalla del monitor de tubo enfrente a la mesa redonda de jardín.
Son cosas imperceptibles, es la llegada del verano, las primeras gotas de la lluvia, los primeros pasos por un pasillo lleno de afiches de partidos políticos, o tu primera asamblea. Uno no sabe como sabe, pero sabe.
La nostalgia no se apaga con fuego. No es preciso matarse para dejar de pensar, aunque a veces parezca necesario, y las nubes negras te inunden la cabeza. Se hace insoportable, lo sé.
No voy a ser duro, y decir que no extraño el mar. Mis pies, mas que nada, y mi cabeza. Es un poema que entra por los ojos, y no es de rima enrevesada. Es lo más lindo de existir. Pero el mar no está tan lejos, está a la vuelta de la esquina.
Por eso no llorés, y no te mientas, no te hace bien. Apenas te conozco, pero me conozco bien, y esas cosas duelen. A la vida, a esta vida real, se aprende a aguantarla. Lo demás, es solo vacío. Por eso aguantá ,aunque sea hasta que lleguemos al mar. Porque el mar no se extingue, y vos lo sabés, al mar algún día vamos a llegar. Y que bien lo vamos a pasar.

Texto agregado el 28-11-2016, y leído por 173 visitantes. (1 voto)


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