El paseo peatonal 21 de Mayo se ubica en pleno centro de la pequeña ciudad de Arica, es punto de encuentro ineludible para turistas nacionales así como para visitantes extranjeros. Consta con una nutrida gama de restaurantes, centros comerciales, bares, y más de una docena de pubs al aire libre.
Judith Cecilia camina despreocupadamente a mi lado, vamos tomados del brazo y ambos conversamos animadamente mientras subimos por la concurrida vía en busca de algún sitio en donde poder conversar cómodamente. Disfrutamos de la buena compañía y de una grata caminata contemplando la gran bóveda azul que lentamente se apaga dándole sitio a un sin fin de brillantes estrellas. Los diminutos cuerpos celestes se abren paso entre los colores carmesíes que adornan las brisas del hermoso ocaso.
Nos sentamos bajo el arco de concreto y metal que da el píe inicial al concurrido bulevar. La estructura tiene impresa en una de sus caras letras doradas con las cuales se bautiza la turística avenida.
Judith Cecilia ríe animadamente de algo que dijo, no pude concentrarme en su jocosa narración pues miro con mucha curiosidad una pequeña cicatriz que posee sobre su párpado derecho, herida que tiene desde pequeña, y causada según me relatara hace algún tiempo atrás por un muy mal paso dado. Sonrío al recordar que fue uno de los primeros temas que tocáramos cuando nos conocimos hace ya diecisiete años.
_Se ve muy hermosa la noche de hoy_ Pienso al verla narrar con cariño situaciones que han adornado su vida antes de volver a encontrarnos. _Quizás esta sea la oportunidad de comenzar a escribir una nueva historia juntos_ Medito mirando sus gestos y la manera en qué sonríe.
_ ¿Crees que hice bien o mal?_ Me pregunta de improviso.
_ Bien poh... ¡No creo que haya estado mal!_ Ambos volvemos a reír, ella seguramente por su broma y yo por no saber de qué mierda estábamos hablando, me siento como un perfecto imbécil ante mi desconcentración de su tema de conversación.
Esta vez todas las cosas se están presentando de una manera grata e inesperada, quizás sea un mensaje del destino señalándonos una nueva oportunidad de comenzar algo más que una simple amistad_ Sé que nos queremos bastante... ¿Por que no intentarlo?_ Pienso mientras busco soluciones a los problemas que imaginariamente se presentan frente a mis múltiples planteamientos.
Mientras tanto Judith Cecilia, quién permanece ajena a mis pensamientos me cuenta historias de sus amigos y de algunos viejos amores_ Tal vez el gran problema sería la lejanía _Continuo con mis reflexiones_ Pero sé que solo estamos a tres horas de distancia, y no es mucho trecho. Encontraríamos la manera de solucionarlo_ Profundizo mirándola directamente a los ojos. Ella al margen de mis racionamientos toma un medicamento acompañándolo con el agua de mi vaso, me sonríe cómplice.
_ Hace mucho que somos muy amigos, y más de alguna vez hemos terminado abrazados besándonos_ Sigo en mi expedición mental de armar esta historia_ Pero nunca hemos cruzado esa delgada línea que separa el amor de la amistad_ Suspiro algo complicado, esta vez mucho más decidido y convencido.
_ Si, quizás podría resultar... ¿Por qué no intentarlo? _ Pienso en voz alta tomándole las manos.
_ ¿Que cosa?_ Me pregunta Judith Cecilia mirándome interrogante y dibujando una sonrisa en su rostro. No puede llegar a imaginar de qué mierda estoy hablando.