La esperaba todos los días,
no solo un domingo especial.
Hundido en el tormento
que trae la incertidumbre,
un tenebroso frio lo invadía
cuando el reflejo del sol
apagaba rojos en la tarde oscura.
Agitaba crispadas manos,
de sangre y de sueños,
ante la inentendible ausencia.
Lágrimas negras mostraban el dolor
que como torrente lo ahogaba
cuando, ante sus ojos, se cerraba
del cementerio la puerta
por una noche más.
Texto agregado el 20-11-2016, y leído por 172
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Lectores Opinan
21-11-2016
Este poema está muy bien escrito, es muy real y triste.***** ome
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