La rosa despunta el día
con sus espinas que apuntan al sol,
no conoce la pena de los hombres,
y sin embargo, la padece,
sus pétalos se queman y marchitan
por el saturado aire que arde como una llama,
la rosa solo es rosa bajo el manto
embriagador de la luna

Arrancada y azotada
como obsequio o lamento muere
reposando en frías manos
que simulan dar las gracias,
como símbolo de un amor naciente
o un amor perdido, agoniza,
para ser olvidada posteriormente
en una lapida de cristal
con ennegrecidas aguas

No voy a regalarte una rosa
para que me compadezcas,
ni pretendo sacarte una sonrisa
por la muerte de una flor,
prefiero que viva bajo el cielo
que en el oscuro seno de tu corazón
la rosa siempre fue más rosa
cuando nunca ojo alguno la detecto

y junto al aire de mañana,
al reposo de estrellas atolondradas
la flor está segura y se disuelve en paz,
si tan solo mi mirada fuera tan dura como rosa
te ahogaría con espinas
magullándote la razón