Sus letras buscan ciegamente en la profundidad del propio averno; invidentes y desesperadas claman procurando por una extraviada sonrisa. Arranca tristes sílabas desde el veneno que nubla su mirada, perdido y desconsolado boga un océano de desesperación.

¡Oh Alma extraviada y confundida!
¿Encontrarás el reposo que
buscas en los laberintos
de la locura y soledad?

Condenado por si mismo vaga por el caos de angustias y pesares, esculpiendo en papeles amargas tribulaciones. Profundamente desea ser inocente frente a las culpas que carcomen su conciencia, más erra al creer que sus pecados serán perdonados; todo se debe cancelar con la moneda del constante tormento.

¡Oh Espíritu malogrado!
El destino tirará de
los hilos de tu condena
¿El tributo liquidará
tu devastada culpa?

No hay iracundos demonios sedientos de venganzas; solo encontraras el reflejo de tu rostro atestado de penurias y culpas. Una extensa ruta pavimentada de afligidas remembranzas con fechas de caducidad.
Un séquito de seguidores le rinden tributo, son los cimientos necesarios donde reposan sus esperanzas y desalientos.

¡Oh alma acongojada!
El reposo está a un paso,
oculto adentro de las
lágrimas que escondes.

Tus letras encantan y hechizan; desde el infierno el edén pareciera mucho más cercano. Inevitablemente tendrás que saborear la ponzoña de tus acciones. Aun cuando se vistan de joyas, la congoja solicitará soberania, hipotecando tu ilegitima sonrisa. Cobijarás todo tu dolor bajo el manto oscuro de la imperecedera soledad.

¡Oh espíritu marchito!
Te liberarás...
No lo dudes...
Las llaves yacen
en tus palabras
¡El averno no es eterno!