Acá estoy entre apuntes y café. Un trueno y un susto manchan, sin avisarme, algunas hojas, pero no me importa. Miro por la ventana y puedo ver tus manos, que sostienen a las nubes para que no se vayan, que tocan mi pelo para calmarme, que rezan, serenas, para encontrarme.
El tiempo, esa ilusión en cualquier lugar, a veces viene y no se va, pero acá estás. Es imposible ver la lluvia y no traerte hasta acá, es como si fuéramos expertos en el arte de extrañar. Me parece algo hermoso, teniendo en cuenta que casi no nos conocemos, pero acá es donde entiendo cómo desafiar al tiempo. Y la lluvia te trajo hasta acá, con el piano y mi soledad.
Entre amaneceres y algunos miedos te regalo mis desvelos. También te presto mi boca, que te espera muy ansiosa, y que escupe como loca lo que sabe te provoca. Y tus ojos, tan sinceros, me muestran una quimera, en donde me escondo y respiro hondo mientras sonrío y me lanzo al vacío, con tu vuelo de testigo.
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