El fuego,
que no toque el fuego,
decía mi padre.
Pero las llamas activamente
atraían.
No obstante evité la escena ritual
y me aleje
de ese fuego que brillaba en la oscuridad.
Luego
las borrascas de otras llamas
incineraron, en un rincón oscuro,
la inmortalidad de esa curiosa polilla
llamada juventud.
Texto agregado el 13-11-2016, y leído por 154
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Lectores Opinan
14-11-2016
Un trabajo suave al tacto, bien. Saludos desde Iquique Chile. vejete_rockero-48