Se entreabren puertas prohibidas,
crece el habitante transitivo.
La marea insolente sube y se derrama
desnuda como la lluvia.
Quiero pensar que vivo aquí
desde hace varios años,
pero llegué ayer, y me quiero quedar,
sin olvidos, reconociendo,
para que la vida sepa dónde encontrarme.
Texto agregado el 13-11-2016, y leído por 179
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