La ráfaga de injusticias
campeaba en las calles,
y la frustración dormía en las aceras
de una ciudad eclipsada,
mientras la esperanza embriagada
dormitaba mercenariamente en sus pupitres.
Mientras una luna clara
aflora en la ventana
borrando letras escritas
sembrando la tinta de su voz
La ciudad palidecía de sonidos
el ruido se había callado
la semilla de voces floreció tarde
para diluir su silencio final
Nada está escrito para siempre.
Texto agregado el 13-11-2016, y leído por 56
visitantes. (1 voto)