Inicio / Cuenteros Locales / tsk / LA SOCIEDAD BLINDADA
Tenía una apatía de tal manera instalada en el cuerpo que hasta descansar se le hacía doloroso. La culpa es de esta sociedad- se planteaba. Una sociedad que permite que se pueda vivir casi completamente "in albis" y que parece que se complace en torturar al personal prolongando sus desgracias.
In albis emocional et in albis de todas las maneras que se pueda estar in albis. Pues bien: no estaba in albis de casi todas las maneras que se pueda estar.
(De monetario, el estar completamente de aquella manera, supone una situación que impide hasta contarlo. Por lo que, más bien, decirlo representa una aproximación antes que otra cosa).
Pero in albis emocionalmente sí se puede estar sin que sean necesarias las aproximaciones. Ahí se encontraba, y no se trataba de que no pudiera emitir señales a ese respecto o que fuera incapaz de tener empatía con la gente. Era una situación más dramática. Una experiencia límite: una puesta en abismo.
De repente se había dado cuenta de que no tenía compañía; pero lo más sobresaliente del caso era que sólo la podía encontrar mediante contraprestación económica. Era tan pobre que sólo tenía dinero. Era un caso atípico de rico pobre. Se había preocupado tanto en buscar dinero que había olvidado los demás aspectos de la vida.
En el lugar donde tenía colgado un cuadro con una figura de mujer de un cotizado pintor le hubiera gustado tener otra, menos artística, pero que al menos le diera algo de conversación. Podía coger el celular y gastarse unos pesos en compañía femenina, pero en seguida, a poco que se fuera, cesaría aquel efecto placebo. Lo había probado en muchas ocasiones.
Hubiera podido tener mujeres pero no la que él había querido. Se había refugiado en el trabajo, pero se le habían ido echando encima los años y ahora era demasiado tarde para casi todo; y principalmente para empezar a edificar algo afectivo.
Y era que en esta vida el dinero compra casi todo, pero no la autenticidad y tampoco lo auténtico. La culpa era de una sociedad que se empeñaba en blindarse contra los coleccionistas de estampillados.
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Texto agregado el 12-11-2016, y leído por 252
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