Tormenta incandescente
que ya colapsa en mi ventana,
sombras de otros tiempos
pajaritos atrincherados,
vengan a mi lado esta mañana, resguárdense,
por siempre y como siempre
junto a la eterna soledad
Invisible, incorruptible
mi corazón se destornilla de risa
pero en mi boca no se deja notar,
inmundicia de noviembre,
inagotable pereza,
siéntense a mi lado
en la mañana gris de mi espíritu,
cobijado hoy,
por la eterna soledad
Acompañados desde el nacimiento
hasta la muerte, acompañados,
¡ah pero también solos, solos por demás!
ermitaños en nuestra propia consciencia,
desesperados, con esperanza,
incurables, con cura en mano
Enérgicos y desgastados
productivos y agotados
nos encuentra así el nuevo día
como un buitre acechando,
hoy, mientras ruedan lagrimas
inmateriales en mi mejilla,
y como un imán, atraigo al espanto,
¡vengan, y siéntense a mi lado!
perros de la calle,
amores abortados,
todos, todos juntos al amparo
de la eterna soledad
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