LAS LLAVES DE SASHA .
(De aquel bodegón del bajo)
No sé si debo Sasha...
Durante un momento de calma,
Apoyaste ambas manos en el borde de la mesa
Y te inclinaste para observarme.
Tus pezones marcaban la brújula de tiempo
Te vi aparecer cubierta de noche
Como una luz negra que enceguece.
Sentí correr vibraciones entre nosotros.
Aún viéndote bailando, sucia y borracha, me arrodillo.
Le cuento, le digo. La miro diáfana. Le conozco.
Ojos profundos. Recurro a usted.
Viejo rencor. Mujer en tránsito.
Mujer sin rastro.
Conozco una calle y la mujer que amó con seda roja,
Tiene el resplandor de una felicidad,
En el afiche apagado de grotesco armazón
Con la telaraña del mundo para mi gusto.
Que después de tantas tardes, tantas noches,
Tratará de olvidar, la sombra, la espalda, el rostro
Del tipo con que se acostara por última vez,
O esa manía de lavarse los dientes a cada rato,
O esas ojeras de tiempo completo,
O ese tic de acomodar el pelo detrás de la oreja,
O el miedo que apenas supo tocar con las yemas de los dedos,
En esa desolación de cuarto vacío, con sabanas usadas
Y olor a perfume viejo.
Pasarían años para que la vuelva a ver.
Te dirás como ha sido posible encontrarnos otra vez.
Traicionar es un trabajo mal pago, además de impreciso.
Cuando alguien se dedica casi exclusivamente a traicionar,
Casi te diría que es como un bumerang de John le Carré...
Fue un espionaje perfecto que envidiaría hasta el más topo
De Bill Haydon desenmascarado por Smiley...
Y allí va la luna brillando sobre la epidermis de los adoquines,
Y ahí esa puerta, ese timbre.
No se si debo...
Tus labios articulan silencio,
Y todo solo estará bien cuando aceptes
¿Dime como escupir ese espejo adolescente?
Un elogio bien asestado puede dejar una cicatriz indeleble.
El espíritu del virtuoso es como un espejo.
Te miras en él y puedes peinarte.
Veintipico de almanaques, ideales que nunca alcanzan.
Utopía de vieja data.
Y la radio despacito,
(Un lento blues de Tom Waits alcoholiza el momento.)
De una caricia me arrancaste ese primer beso.
Te vas por el horizonte
Como un sol que se hunde, Incandescente ,
En el útero oscuro del placer.
Éramos como aquellos gitanos de una trouppe vagabunda.
Al tiempo dejaste librado el azar.
¡Qué superficial es la alegría ruidosa de la orgía!
Conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
Que llega hasta ti.
Una calle que nadie conoce y pocos transitan.
Voy por esa calle hasta ese cuarto con olor a sahumerio.
No es sincera la amistad de la orgía,
Si el tacto vale más que el sentimiento.
Estoy aquí...
No sé si debo decirle que alguna vez la quise...
En un rincón te rascas el vientre,
Te rascas el cuello distraídamente
Esperando la paga.
¿Cómo se llama esto?
Una larga y lenta universidad de la calle...-®
Daniel O. Jobbel |