El escenario estaba preparado como tantas veces.
El actor dominaba perfectamente su papel y las distintas escenas a desarrollar en su interacción con la actriz. Sin embargo, se quedó mudo. Pese al esfuerzo las palabras se negaban a salir. Ni estrés ni cefalea, nada que explicara, aparentemente, la situación. Ella intentaba, inútilmente, ayudarlo en su desempeño.
Tras vanos intentos consideraron que era necesario bajar el telón. Compungido, el hombre recordó los aplausos imaginarios de tantas veces. No hubo erección.
Texto agregado el 04-11-2016, y leído por 142
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