Tras servir el café de la mesa cuatro, miró de soslayo el taburete que había ocupado el día anterior el forastero. Atendió la mesa once, recordando el carné que lo identificó antes de la etílica caída. Dijo ser el director del Instituto de Exploración Espacial de la NASA. Lo guardó tan rápido que no pudo leerlo. Aquella mañana la policía había hecho preguntas. "Recuerdo que me habló muy excitado de un paraje agreste que le recordaba el Condado... que los vio con sus propios ojos..." Equilibraba dos platos combinados como equilibró sus respuestas. Debían creerla, no reírse de ella. Al dejar el catorce y el quince sobre la cinco, repitió en su interior las últimas palabras del forastero antes del desgraciado batacazo: "Sabes guapa, Steven Spielberg estaba conmigo... Ese maldito judío tuvo a los mejores guionistas".