San Toral
En el día de todos los satos se celebra únicamente a aquellos que figuran en el calendario. Mi intención en este ensayo es reivindicar a los que, aunque suelan ser invocados con frecuencia, han sido excluídos del martirologio.
El mismo San Toral que recopiló la lista, se excluyó de ella por razones de modestia, creo que hasta hoy, a nadie se le ocurrió ponerle a su hijo el nombre Toral. Santo Remedio prometió poner fin a esta injusticia ya que no sólo él sufre esa omisión; está el caso de San Tiamén que bien merecería figurar en premio a su diligencia ya que hace todo rápido, rápido.
Los San Turrones no desesperan de estar entre los elegidos. Por eso no pierden ni una misa ni un entierro y la buena Santa Paciencia los anima a esperar en un justo reconocimiento. Los San Dungueros, en cambio, no dan mayor importancia a este hecho y siguen con sus chistes y chanzas como si la cosa no les afectara.
Hay algunos que a pesar de estar presentes en el martirologio son más conocidos por sus características algo menos santas. Este es el caso de San Vito, al que se lo recuerda por su baile, a San Quintín por armar trifulcas colosales y a San Diego por su capacidad de tomárselas sin más, cuando considera oportuno desaparecer del mapa.
A San Borombóm, que es una Bahía bien conocida por los mapas geográficos, aún no se le ha dedicado el honor del calendario. Dicho sea de paso, según el poeta Juan Sasturián,(ver Google) San Jodete es el patrono de los desgraciados.
Hay un santo que es algo así como una llave de paso, un password diríamos hoy, un abracadabra, que también está excluído. Es el que los elegidos usan para entrar en los lugares exclusivos. Se trata del SantoYseña.
Creo que son muchos otros los desconocidos que continuan merodeando el calendario. Si alguien puede ampliar esta lista, se agradecerá y será posible presentar un reclamo ante las autoridades competentes.
Por ahora les dejo en compañia de otro gran ignorado; San Seacabó