Como lo hacía casi todos los días, burló la vigilancia de la estación y abordó sin problemas un carro del metro.
Sigiloso ocultó su pereza bajo un asiento.
Recorridas varias estaciones, deshizo su engaño y maulló ruidosamente.
Cuando el tren detuvo su marcha en una estación donde se avistan desde lo alto desteñidas techumbres, bajó presuroso y desapareció entre el gentío.
Había llegado a su barrio.
Ahora, junto a su novia, sobre una pandereta, ven cómo el tren es tragado por las fauces negras de un túnel.
Texto agregado el 30-10-2016, y leído por 129
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Lectores Opinan
31-10-2016
Maulló...? Era un gato?? Lindísima la metáfora de las fauces negras! Clorinda
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