Inicio / Cuenteros Locales / perogrullo / Perogrullo ha vuelto.
Hace falta una fiesta en la población, y nosotros la vamos a dar- dijo el alcalde muy serio.
Cuando regresó Pero Grullo la gente ya no se acordaba de él, pero se aprovechó su regreso para partida doble. Empezó el festejo con aquella escusa: la de recibir a Pero Grullo y darse unos días de asueto.
No se recordaban fiestas más lucidas que las de aquel año. Corrió el vino, la música, el baile y la alegría. Tanto es así que Pero Grullo pensó que era lo corriente en la villa. Cuando terminó el desparramo el pueblo se sumió en una resaca que duró lo mismo que los episodios festivos.
Los corremundos circulaban entre los desperdicios de la fiesta y un persistente viento polvoriento se metía entre los intersticios de puertas y ventanas. Mientras, los perros sueltos, olisqueaban entre las basuras y se enseñoreaban de las vacías calles de la villa.
El calor abrumador de aquellos días se sumaba a la atmósfera descrita. Entretanto Pero Grullo vagaba de acá para allá sin domicilio fijo ni residencia.
La pancarta de bienvenida yacía por el suelo hecha jirones. A Pero le llamó la atención que las efusiones con que le habían recibido cesasen de repente. De ser agasajado por todos había pasado a ser mirado de la misma manera como se hace con un poste telefónico. Aquella indiferencia le sentó peor que si le hubieran metido entre todo aquel holgorio un tiro.
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Texto agregado el 29-10-2016, y leído por 122
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