La extraña joven.
El reloj de la Iglesia, con sonoras campanadas nos anuncia que llegó la hora, es la hora de partir.
En el cajón ya cerrado, los restos del hombre que en vida fuera amante esposo y padre ejemplar.
Todos lo lloran, sus amigos y familiares rezan plegarias en silencio mientras en un rincón de la Iglesia, una joven mujer con varios meses de embarazo los mira.
Nadie la había notado pero al salir el féretro, la esposa del hombre le pregunta al verla:
___¿Eras amiga de mi esposo o de alguno de mis hijos?
___¿Le parece si hablamos después?
___Claro, niña.
El dolor no le permitía ver lo que en realidad estaba pasando pero uno de los hijos, el mayor de treinta años, él sí lo vio pero no hablo en el momento, ya se aclararían las cosas luego del entierro.
Al volver a la casa, la mujer entre lágrimas aún, le preguntó a sus hijos si sabían quién era aquella muchacha que estaba en la Iglesia pero no obtuvo respuesta, aparentemente nadie la conocía.
Es extraño dijo la madre, le pregunté quién era pero me dijo que después hablaríamos, esto no me está gustando nada, ¿Se fijaron que era menor que ustedes y tenía una panza de por lo menos seis meses?
___Es cierto lo que dice mamá dijo el hijo mayor, a mi tampoco me gusta nada esa mujer.
A la semana siguiente, cuando todo volvía a la normalidad, la extraña muchacha se presentó en la casa que había sido, en vida, la del muerto una semana antes.
La esposa abre la puerta y al reconocer a la joven, le pide que entre y tome asiento.
___Imagino que usted se preguntará a que se debe mi presencia en su casa, ¿Verdad?
___Es cierto, no te conozco, sólo te vi en la Iglesia pero antes no, ¿puedes decirme quién eres?
En eso llega el segundo de los hijos y le dice a su madre:
___Déjame a solas con ella mamá, yo sé quién es.
La madre asombrada deja a su hijo a solas con la muchacha y se retira.
___¿A qué has venido?
___Si te fijaras bien en mi estado sabrías a qué vengo.
___No vas a decirme que el hijo es…
___Si, es lo que estás pensando.
___Tengo derecho a dudar.
___Claro que sí pero tengo los análisis de sangre que te confirmarán de quién es el hijo que espero.
___Esto va a dolerle mucho a mi madre…
___Ese no es mi problema.
___Claro que no, el problema es mío por no haber sabido qué clase de mujer eras.
___De cualquier manera, alguien va a tener que hacerse cargo de nosotros, sabes muy bien que en mi casa ya no me quieren y en la calle no puedo estar.
En eso entra la madre luego de haber escuchado la conversación tras la puerta y dice:
___¿Qué está pasando? No quiero ni pensar lo que estoy pensando.
___Si mamá, es cierto…
La mujer en un arranque de locura toma un revólver y le pega un tiro a la muchacha.
___Mamá, ¿Qué has hecho?
___En este momento, si tu padre no estuviera muerto, también a él lo mataría…
___!Pero mamá, no entiendes nada, ese hijo es mío!...
Omenia.