Era el tercer día de clases cuando Sofía ingresó al Preescolar, pues un día anterior había llegado a la Ciudad de México por cuestiones de trabajo de su mamá, quien era antropóloga.
Seguramente haría amistad con algunos de sus compañeros y aprendería muchas cosas nuevas.
Al llegar al patio de la escuela, se dio cuenta de que no todo era como lo había imaginado, pues en ese pequeño espacio, observaba cómo algunos niños mostraban tristeza y llanto, por lo tanto comenzó a sentir un poco de temor, y decidida, se sentó en una banca de concreto mientras que entraba a su aula de primer grado.
No pasó ni un minuto, cuando se acercó a su lado una hermosa niña de tez negra quien no le pidió permiso para tomarla de la mano y llevarla a dar un paseo por toda la escuela.
Sofía, sorprendida de lo que sucedía, solamente la escuchaba mientras que ambas caminaban.
Cuando pasaban por fuera de la sala audiovisual, comenzó a escucharse una música agradable, la cual invitaba a los alumnos a formarse en el patio.
El gesto de Sofía mostraba ahora lo contenta y segura que se sentía en ese lugar tan cálido.
De inmediato, todos los alumnos se congregaron en el patio, realizaron la rutina de activación y luego entraron a sus aulas.
Después de saludar a sus alumnos, la maestra presentó a Sofía como nueva alumna, por lo cual, todos le dieron la bienvenida brindándole un fuerte aplauso.
Durante la jornada se mostró muy atenta, observando y escuchando a la maestra con atención.
Un día, Miguel Ángel, Oscar Eduardo y Brandon, compañeros de grupo, expusieron un tema de su propio interés ante sus compañeros y al terminar, recibieron una felicitación por parte de la educadora.
Llegó el momento de que Sofi e Ivón expusieran. Cada una de ellas mostraba un animal dentro de una caja de acrílico, los cuales darían mayor realce a su trabajo.
Aún no terminaban su exposición cuando sin darse cuenta, Sofi movió un poco la tapa de la caja, lo cual permitió al anfibio salir y saltar por toda el aula. Todos los niños al ver la rana comenzaron a gritar, algunos se subieron a las sillas, mientras que otros prefirieron salir del aula.
Las niñas trataban de atrapar a la rana, mientras que la maestra pedía calma a los alumnos. Algunos obedecieron a dicha indicación, por lo que ayudó a que el animal se tranquilizara un poco.
Al fin, Ivón logró atrapar a la rana y de inmediato la regresó a su caja asegurándose que quedara bien tapada.
Después de dicho acontecimiento, la maestra aprovechó para preguntar a las expositoras ¿Qué hubiera pasado con la tortuga si es que hubiera escapado en lugar de la rana?, de inmediato, Sofía contestó que hubiera sido más fácil atrapar a la tortuga porque es muy lenta al caminar.
Finalmente, las niñas comentaron la importancia de dar un buen trato a los animales, pues son seres que forman parte de la naturaleza.
A partir de ese día, Ivón fue la mejor amiga de Sofi, pues con ella pasaba infinidad de momentos felices.
No cabe duda que Sofía, ese día vivió una experiencia inolvidable, y seguramente tendría más alegrías que disfrutar en compañía de sus coetáneos.
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