El camino derruido.
Son personas sensibles, son entes demasiado preocupados
por el devenir de sus semejantes. A veces piensan primero
en los demás antes que ellos, cayendo en la destrucción de
su propio ser. Sienten que no encajan en este mundo,
son incomprendidos, e incluso denostados.
No ven redención para su alma, dicen- El mundo estará mejor
sin nosotros, nadie se percatara de nuestra desaparición,
porque no valemos nada. El mundo seguirá su andar sin mirar atrás.
los que han partido ya no existen ni siquiera en sus pensamientos.
¡Que tristeza! Quisiera socorrerlos, abrazarlos, decirles- La vida
vale la pena vivirla, no hay razón para destruir el camino, el sendero
del soplo divino. ¡Pero son tantos! No podré ayudarlos a todos, si
fueran tan amables. ¿Me darían una mano? Juntos, hagámosle entender
que no todo en este mundo es miseria y destrucción, hay también amor,
mucho amor por entregar, animales, naturaleza que disfrutar. No permitamos
que caigan en marismas, en simas tan profundas en las cuáles no podremos
ir en su rescate.
¡Ayudémoslos!
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