LA AMANTE QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE LARGÓ ...
A veces pasa,
la brisa bosteza comida
lejos de las barrigas de
los amantes
paseándose,
besándose;
a veces pasa,
se tumban sobre sus libros,
esos críticos lenguaraces,
(una peste que diezma a los
escritores jóvenes de esta lengua);
a veces indigna,
escuchar a una persona pedir por
hambre
y a muchos reírse;
a veces pasa,
en un mal trago,
no sé cuanto vino, whisky, café
y cerveza,
principalmente cerveza
bebí después
de haber roto con una mujer;
y escuchar la canción de un
blusero
que murió en el ensayo
en el Café de la Flor.
Puede que nadie escuche .
A veces sucede,
cuando el estómago se me sale
por la boca,
ellas llegan frescas de invernadero
como flores en funeral:
“¿Qué carajo hiciste?
Pasarán dos días antes
de que puedas metérmela",
y aunque parezca exagerado,
quizas sea cierto.
Siempre sale alguna
dislocada
a freír sus bombachas.
Una de las ventajas
de una mujer,
es cruzarse de piernas y no
aplastarse el cerebro.
En un gran lío de camas,
en la que,
como suele suceder en el amor
y en el sexo,
las cosas nunca terminan
como uno quisiera.
El amor está en todas las cosas,
menos en una botella.
No mendigo amor,
quién lo tenga que lo ofrezca.
Tú que eres del palo, mujer,
a veces pasa;
estás cansada
(creo yo)
del perdurable incógnito de vivir
y de echar el bofe,
sus milagros;
eres una amante que saltó por la ventana
con fragilidad de orquídea
y te digo,
¡mierda...!
yo también.
Toma ese atajo.
Ven conmigo,
y partiremos ya,
lejos,
(sólo tú y yo, ¿comprendes?).
No ignores, ven conmigo...
Veo gente encallada en los bares,
para salvarse del naufragio,
para no hundirse en su flojera de
odio;
para recuperar su amor,
quizás odió, besó,
en esa ciudad mística;
que trozo a trozo después de destrozarla,
esa gente la quiso;
ciudad en vano,
para mentir,
odiar y tapar
la verdad con un amor a lo
Ionesco .
Sé que estas cansada de las cosas
que se tiran como
un bollo de papel,
cansada, eso es todo.
¡Yo también!
Pero no tires todo por la borda,
porque vengo con un sueño en
mis ojos esta noche,
y con una simple flor llevo
energía de litio
a desobedecer el dictado del
corazón.
¡ Fluye!. ¡Déjalo ser!
No te resignes...
"Emito mis alaridos
por los techos de este mundo",
dice Walt Whitman.
Valora la belleza de las cosas simples.
¡Ven sin miedo!
Que yo te mostraré lugares que nadie conoce
y, si tú quieres,
sueño.
¡Imagina! si quieres.
Y a mis palabras migajas de escribiente,
más que mías son tuyas;
van trepando en un viejo ardor,
ellas trepan así por las paredes húmedas;
en aquel bar de 'La Buena Medida'...
Sí, palabras huyendo de mí.
Todo lo llenas tú, solo tú.
¡Oye, ven conmigo!
Yo te encenderé esta maravillosa
noche de amantes,
arderá como colilla de tabaco,
hasta emular la luna,
esa esencia que perenne flota...
Estás descalza sobre el asfalto gris.
El amor está esperando
en una calle,
busquemos juntos esa calle... -®
Por: Daniel O. Jobbel |