Hoy es domingo.
Es raro que trabaje pero aprovecho la ida para compras de la semana. Me fui al swap meet de Santee. Encontré unos joyeros preciosos a un precio irrisorio, tomando en cuenta que hacer una cajita de madera te lleva horas para terminarla. A mi mente llego el recuerdo en mis clases de carpintería en Chula Vista donde le hice una cajita a mi hija Denisse…
-Déjame ver, lector, dónde deje mis apuntes… El bloque de hojas maltratadas de palabras ininteligibles se deslizó a un lado del asiento de la vieja panel. Se oyó un ruido seco y comprendí que había caído dentro de la puerta sin tapa. Ante la dificultad de sacar el papel, pensé en un cuento basado en la Isla de la Fantasía.
Luego lo escribiría…
EL SR TATÚ
-Bienvenidos, amigos. Él es el Sr. Tatú y yo soy Mr. Rork.
Desde la última vez hasta ahora que escuché esas frases han pasado tantos años... Distaba mucho de ser el piso crujiente de madera fría en donde el calor los compartíamos con nuestros recuerdos recientes del pueblo abandonado para llegar a la frontera. Allí abundaban las casas americanas construidas de madera, traídas del “otro lado” sobre postes y llantas enormes, mal ensambladas con puertas y ventanas desfasadas.
La programación mínima de las dos únicas televisoras consistía en verlas primero en idioma extranjero y meses después con el doble de anuncios en lengua española. Aún así la disfrutábamos con alegría viviendo cada una de las fantasías de la isla que protagonizaba un mexicano tragado por la cultura joligudense.
La risa que salía desde las vísceras terminaron en un palpitar de pecho al notar que en ese espacio de tiempo habían quedado regados en el camino de mi historia, las tumbas y desapariciones de muchos amigos y conocidos sobreviviendo sólo algunos que al pasar por nuestras vidas dejaron un mal sabor de boca.
Paquete sesenta y seis con pompa y platillo llenaba el menú de una televisora con muy poco esfuerzo por mejorar, construida no para defender los valores nacionales sino para mercantilizar los excedentes de una mala filmografía y mantener el reto de bajo perfil para los suspirantes locales por ser actores.
De esa manera abundaban locutores que imitaban como vodevil de baja estopa la versión española de programas en vivo tocando guitarras eléctricas sin cables; baterías que adelantaban el eco de su sonido discordante; voces que salían de las mejillas, peinados, o bigotes inmóviles; labios que fingían falsetes, do de pecho y ojos risueños al borde del llanto.
Lo aburrido de esos tiempos fueron generando la efervescencia necesaria para que en un par de años más, muchos jóvenes preparatorianos envalentonados por los que marcharon bajo el arco del triunfo cercano a La Torre Eiffel (que ahora suma el viento a sus fuentes de energía renovable).
En aquellos días, hordas de muchachos fueron asesinados por el presidente más feo que ha tenido nuestro país para ofrecer las postales de nuestra gran cultura y amistad hacia la orbe ondeando a la par pebeteros e insignias patrioteras.
Tal como la revolución llegada a nuestra frontera en el ocaso, tergiversando héroes y villanos en filibusteros y defensores, el movimiento estudiantil sólo alcanzó a dilucidar sus más íntimos deseos al fundar su Alma Mater estatal y federalizar una preparatoria por el brazo ejecutor de Tlatelolco convertido en presidente.
Otra vez en casa de madera, sin asombro por lo que tenemos con las máquinas impensables y la tecnología que nos trae las imágenes y los sueños de una realidad superflua repetida por iutub y renovada con energía y, los recuerdos volviendo a su fuente como viento que ahora suma y abandona cual poesía.
-Espero que haya logrado su fantasía en esta pequeña ínsula y redima aunque sea por un momento sus sueños de joven aún no logrados.
-Gracias Mr. Rork.