Escribí con coraje en las páginas de feizbuc, un grito de dolor en contra de la injusticia del Estado.
–Parece un crimen pasional, dijo el procurador.
Se me revolvió el estómago. ¡Qué declaración tan desafortunada! Pensé.
Las notas in crescendo interpretadas por las cuerdas y el arco del violín. Más que interpretar, rasgaban muy adentro de mí la pérdida recién adquirida. En la pieza llena de músicos, poetas, amigos, flores, frases, ‘Cuánto lo siento’, ‘Le acompaño en su dolor’, ‘Estoy con Usted’… Yacía el maestro en un sueño profundo del que no habría de despertar más.
-No sabemos qué pasó. Lo encontraron asfixiado y maniatado en la cajuela de su propio carro. La rabia exacerbaba mis sentidos. Toda una vida por delante cortada de tajo por la delincuencia que abatía la tranquilidad de la ciudad.
Veía los ojos de mi hija fijos en las notas que sabía de memoria, casi cerrados, enceguecidos por las lágrimas. Aun así no quitaba la mirada del papel pautado, mismo que ante la presión del maestro tiempo hacia, se esforzaba en interpretar con tal pasión como él lo hacía, al momento de explicarle con el ejemplo.
-Maestro. Le interrumpió mi hija. Leí un escrito sobre las violas. Es sobre la rapidez para tocarlas. Es algo que no entendí muy bien. ¿Me puede explicar?
-¿Para qué? Si tú no tocas viola.
-Me gustaría saber, ya que es su instrumento y me encanta como lo toca.
-Preocúpate del tuyo… ¿Qué quieres Saber?
-¿Cuándo se dice que la viola es rápida?
Hay un artículo muy bueno en la WEB, de un tal Federico que describe con gran tino esta particularidad de la viola y te la voy a repetir pues lo he comprobado a satisfacción.
“Para tocar rápido primero y principal hay que estar cómodo en la viola. La comodidad es inherente a la persona”.

Un ejemplo es contigo misma. Tus dedos son gruesos, gorditos diría yo. Para mayor comodidad y facilidad para moverlos estos se ajustarían muy bien si el arco abre más las cuerdas. Repitiendo al autor, te diría que…
“En una viola ajustada para alguien que toca rápido se busca que haya la menor pérdida de tiempo posible entre las notas, además al hacerse muchos movimientos en una corta fracción de tiempo resulta más fácil al reducir la fuerza por movimiento que se hace”.
En tu caso, todavía hay que hacer ajustes pues el violín es más pequeño y los sonidos diferentes y por ello, los resultados pueden ser diferentes.
Aplica tu oído en todo lo que haces. Es tu mejor maestro. Lo llevas contigo y en la música va a ser la mejor herramienta que te acompañe y te ayude a hacer bien las cosas.
“Para reducir el tiempo entre notas se necesita que las cuerdas estén lo más bajas posibles”.
Mientras el Maestro daba su explicación, me atreví a coger un libro que hablaba del Barroco en la Música Medieval. Escrito en Lengua Inglesa, resultó ser un estudio lleno de notas y comentarios.
Al hojear dicho volumen, recordé los tiempos de clase con la maestra Bertha Sandoval Franco. Joven alegre, estudiosa, dedicada, cuyos temas de clase nos llevaba a los mares profundos del romanticismo de la Lengua Española Peninsular y su influencia en el arte en general en los tiempos de la ocupación francesa a principios de 1800.
Recordaba al hojear el libro la dedicación de la maestra quien combinaba la clase con serias hipótesis sobre la corrientes literarias y su influencia en la pintura, como la obra de Francisco de Goya basada en El Fusilamiento del 3 de mayo, pintura crítica de la ocupación de Napoleón en España y la trascendencia de ese hecho en la lucha de reivindicación de los españoles y criollos de la Nueva España en contra del gobierno francés napoleónico.
Recalcaba cómo jóvenes independentistas al grito de ‘Viva el Rey Fernando VI’, se levantaban en contra del virreinato que gobernaba en aquellos años a la América Española en nombre de José Napoleón”.

Escuchaba al mismo tiempo la clase de violín y trataba de entender en inglés, traducir e interpretar en español, releyendo las citas, los pies de páginas, el texto remitente… No.
-¿Le gusta? Me preguntó.
-Sí. Me recuerda mis tiempos de lectura del barroco, La Ilustración Española. La Ilustración Mexicana, a Sor Juana a… Quise ser erudito y revolví los temas absurdamente.
El maestro siguió explicando su clase sin escuchar mi respuesta.
-“Así, el tiempo que pasa desde que se apoya el dedo en la cuerda hasta que toca el traste es casi 0”.
“Además, también ayuda a la reducción de aplicación de fuerza por cada nota...”
“Los trastes juegan un papel primordial también, mientras más altos mejor es la sensación de "agarre" en los dedos y también se precisa menos fuerza para hacer sonar la viola”.
Pero, bueno. Ya me desviaste la clase. Ya para terminar, te repito, la alocución de Federico, “El tipo de puente no tiene absolutamente nada que ver en la comodidad para tocar rápido”.
Te recomiendo su obra, te ilustrará más que yo…
Los jóvenes músicos repitieron una sola vez las melodías que recientemente eran parte de su repertorio semestral. La salida abrupta del maestro en la presentación final. Algunas frases ininteligibles al salir del recinto que criticaban algo y que explicaban en parte su despedida como maestro de la clase de cuerdas, violín, viola y chelo.
La melodía de la Serenata Nocturna de Mozart seguía en el aire y ecos circundantes la repetían incesantemente, al mismo tiempo en el auditorio del ICBC en su última presentación; en el patio del Cortijo San José donde mi hija tocaba en su fiesta de XV años y hoy, aquí en la funeraria donde nos dimos cita amigos, Alumnos y músicos.
Y todo en los últimos siete días.
La hoja se deslizó entre los pies de los jóvenes. Nadie intentó recogerla pues la conocían perfectamente. O ¿era acaso que no deseaban verter la fuente inagotable de sus lágrimas sobre los apuntes de Amadeus? El cuerpo imperturbable. La melodía en el aire. Un hueco en el corazón.
Una tristeza infinita. La juventud que se enfrenta por primera vez a la muerte de un ser admirado y querido como fue su Maestro.

Me incliné y recogí el papel, era un trozo de música nocturna, aquella obra increíble de Wolfang Amadeus conocida como Pequeña Serenata Nocturna. Hoy la guardo entre fotos, notas, programas de mano y que inserto en este escrito como homenaje.