CUENTO PELIGROSO
“Busca la verdad en ti mismo
Nunca en los demás”
Guibel
“Los grandes espíritus
Siempre han encontrado
Una violenta oposición
De parte de mentes mediocres”.
Albert Einstein
(A Diestra. Y siniestra )
Acoto las palabras. Encuentro. Escucho. Más, ¡cierto!
El hombre ... (-decía el cuento), con las orejas que lo envuelven de la cabeza a los pies, gimió al sentirse herido. Su mundo único dejó de serlo. El ser grotesco lo atacaba sin piedad. Bueno, el sentimiento de piedad en ese entonces no existía. Más bien, de manera instintiva como quien va de cacería, como quien busca la presa de la que ha de alimentarse.
El dos de bastos que blandía en sus manos... (¡Dos de bastos! No creo que supiese qué expresaba esa frase).
“Es una especie rara” . Pensaba civilizadamente. (!Guau! ‘Civilizadamente’).
Cuando era joven, pensó … (¿Razonó? Algo, de pronto, como una chispa en su pequeño cerebro reprodujo una imagen observada por ambos lados, ambos planos. Líneas de los bordes, curvas de las vueltas. Sombras percibidas por primera vez).
Cierra los ojos y el aire comprimido del bate abre sus cabellos, refresca los poros de su piel y por un instante la superficie fría del madero llega primero a su cerebro y por ello, olvida sentir dolor, pues sus terminales nerviosas conectadas a los músculos del cuello segregan adrenalina y enciende la alerta en la apófisis mastoides ; re direcciona los impulsos eléctricos de sus neuronas para girar agresivamente la cabeza - cuello - espalda, milésimas de segundo después de sentir el contacto del madero justo atrás del oído…
De pronto. Un gran salto conceptual que en un instante se revela en su cerebro ; derrumba siglos de ideas acartonadas . Surge como respuesta al grito de auxilio que brota de sus entrañas. ¿Cómo revertir el estallamiento de su masa encefálica si se aferra a la segunda posibilidad de reacción?
Sublimar, escucha dentro de sí. Destellos a la par del arco en cuyo interior despliega como un caracol una espiral. (Se entretiene contando los pliegues, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13…). Acudir a las entrañas desconocidas cuyas voces no terminan de expresar su verdad. Sus ojos desorbitados no creían lo que observaban, desconocían su capacidad de transformar la realidad con solo verla. Se imaginaba un universo de energía, de ondas, de crecimiento infinito a partir de cada núcleo, estas las percibían como golpes continuos de brisa en su cara, más al abrirlos alternativamente en cada parpadeo las ondas electromagnéticas cobraban formas: existían.
-¿Cómo? ¿Si no lo veo no lo creo?
-¡No! Si no lo ves no existen.
Sabía que las nuevas propuestas involucrarían la perspectiva de los hechos. Si, la sucesión de hechos que recapitulaba como re embobinar las imágenes para analizar cuadro por cuadro. Regresarían los sucesos como si al pensarla la repetiría infinitamente y con ello sería capaz de evitar el hecho que culminaría en su destrucción .
¿Cómo es posible? , -pensaba para sus adentros, si cierro los ojos congelo los infinitos puntos de vista que lo materializan y los convierten en energía. Todas las aristas, las curvas y las líneas; la sucesión de sustancias, moléculas y elementos; las infra materias reducidas y anuladas al imaginarlas a la par de su trayecto.
¿Dónde quedan entonces las pesadas lozas que ocultaban las ahora desgastadas teorías? La misma manzana retenida en el éter, masa diminuta desconocida en su esencia, posiblemente estática, probablemente dinámica. Que dieron vida a las ideas por tanto tiempo, determinadas, secas. Estrictas. Crudas… pero sobre todo aceptadas.
¡Nooo!.. No podría huir, trashumar. La solución eran los conceptos. Modificarlos. Recrearlos. En lugar del choque como respuesta, del rebote, de la oposición… Seguirle el paso, la corriente. Emular la misma velocidad y solo entonces eliminaría el final previsto, la reacción a cada acción; amalgamando. Apareando. Imitando a la perfección la sinergia .
r+a=1. r+a=1. “La unidad es la variedad, y la variedad es la unidad. Es la Ley Suprema del Universo” Isaac Newton.
No sabía si el cerebro radiando el último estertor de muerte, emitía en forma inteligible la respuesta. ¿Qué tendría que hacer? ¿Minimizar la intensidad? ¿Reducir el área de golpeo? ¿Detener el trayecto? Entonces las neuronas se encendieron unas millonésimas de segundo, multicolores, exaltadas; delineadas por un instante en miles de arcoíris escurriendo sobre un paisaje estático en un último intento de análisis y transformación etérea :
Veía toda esa energía incidiendo en un plano durante el suceso. Durante el recorrido de ese trayecto dentro del trayecto. ¡Uuuuff! ¡Qué frío: inalterable! ¡Necesario! Y… ¿Cada qué tanto? Me preguntaba.
dWλ = Los signos irrumpieron en mi mente: ininteligibles: despiadados:
dλ : Incomprensibles.
Cerré los ojos y el imaginario se encargo del resto: Intensidad. Toda la energía en un plano en un tiempo… Me repetía. En un trayecto dado. De punto a punto , donde la curva delimita la distancia más corta.
No, ese no sería el salvoconducto. La respuesta era lograr la inamovilidad, donde lo absoluto es irreconciliable. Donde la idealidad encuentra la cesación del todo y nos remite a lo básico. 0° K
¡Waacarara!... Como un vómito espeso, confuso…
C dEλ = (W-m-²) -s
4 dλ
Mi mente observó el no tiempo; giró alrededor de las partículas, del espacio; pude percibir su unidad y multiplicidad; el pasado en el futuro; el presente en la probabilidad de abstraerlo todo; conjuntar millones de posibilidades, emociones, pensamientos=sentimientos, concepciones espirituales.
Murmullos, sigilos,
Durante siglos …
Experiencia
En ciencia
Que arrumba
Y derrumba .
Todo lo trastoca
Tu dulce boca.
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