El admirable profesor Legaspi de literatura contemporánea puntual como siempre, llegó al salón de clases y en esta ocasión sin saludar como acostumbraba hacerlo, se dirigió a la descolorida pizarra verde y con grandes letras mayúsculas de forma enérgica escribió:
¿MERECE BOB DYLAN EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA?
La academia justificó el galardón por “Haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, agregó el profesor. Tras un momento de desconcierto de sus alumnos, finalmente la inteligente Alicia dijo: “Hay peores autores que Dylan que han obtenido el premio nobel, mi voto es a favor”. La pelirroja Lucero agregó: “Crecí oyendo sus canciones cuando mi padre las escuchaba y me gustaban, lo que no entendía él me lo explicaba”. “Es el mejor representante de la canción de protesta”, dijo Valentina, apoyando así a sus dos grandes amigas.
¿Alguna opinión en contra?, preguntó el catedrático.
El numero uno de la clase, Francisco Portilla se tomó su tiempo al ver que la mayoría de sus compañeros lo observaba esperando su comentario, acotó: Hay grandes autores hispano-americanos que no lo han recibido, que han elaborados grandes trabajos y los han dejado fuera, se equivocaron los integrantes de la academia, es claro que Dylan ha hecho canciones con grandes letras, pero no para ser merecedor del premio Nobel. Los cercanos de Francisco lo escuchaban con atención, se miraron entre sí, era evidente que ellos no sabía nada del autor, uno de ellos dijo: ¡bien dicho mi Paco, estoy contigo!.
Al unisonó Alicia y Lucero dijeron ¡Bah! “bola de ignorantes”. Pocos han tenido un impacto musical como el de Dylan. Están todos ustedes perdidos, los ilustro: escribió dos novelas, en los 60´ era el icono musical del momento, le dio vida a los Rolling Stone, escuchen sus canciones poéticas con cuidado, “la respuesta amigos míos está soplando en el viento”: Blowing in the wind.
La discusión en aquel salón de clases prosiguió por varios minutos, hasta que el profesor Legaspi decidió poner orden: Premiar a un famoso es eficaz: desde el punto de vista de marketing publicitario, ha sido un éxito para la academia. Más no sé si para la literatura. El Nobel concedido a Dylan no va hacer que se lean más libros como sucede cuando se lo han dado a un auténtico escritor de tiempo completo, sin embargo, puede premiar de manera indirecta a aquella juventud poética de los años 60´, es premiar también a la poesía, q es el idioma de las emociones y que puede ser en el mejor de los casos, una emoción inspirada en otra. Hay sensibilidad y razón en sus canciones. Por lo tanto, justifico la decisión de la academia.
Francisco levantó la mano: con todo respeto profesor creo que le está ganando la emoción, hasta donde yo sé, un sirio y japonés tenían más serias aspiraciones para el premio, sin embargo, fueron desplazados. Más bien, le preguntaría ¿Esto no representa un serio golpe a catedráticos de tiempo completo como usted?
En ese momento sonó la chicharra de la escuela, que daba x terminada la clase, no obstante el profesor alcanzó a decir: esta discusión no termina aquí, espero sus comentarios por escrito para la próxima clase. Y tomó con suma delicadeza la vieja publicación a todo color que llevaba con la letra de la canción “Como una piedra que rueda”.
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