No estoy contigo para que te pierdas
en mis oscuros vaivenes,
ni estoy para perderme
en la nefasta inquietud
de los temores de siempre.
La vida no tiene prisas;
se apoya en la confianza
y duerme sin somníferos.
Pasados y futuros se indagan
mientras devoran el presente
que deja de existir
sin previo aviso.
En cada palabra
que muere
hay oportunidades
perdidas entre algodones
confortables de silencio.
Neuróticos de comodidad,
los sueños se acostumbraron
a un siempre-jamás.
Y en esta eternidad
se asfixiaron las horas
bajo un amor austero.
Por fin la ansiedad
demoró su queja,
y la ilusión se ha entumecido.
Ya no importa.
Texto agregado el 17-10-2016, y leído por 217
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Lectores Opinan
24-11-2016
Cuantos esperamos en vano. Las ilusiones a los demás no les importa. Saludo. deojota51
18-10-2016
Un texto fuerte y sentido, que en medio de su desconcierto y su dolor, alberga mucha esperanza. Marcelo-Arrizabalaga