Aplacó su ira construyendo una ciudad,
pero siguió triste
porque no podía ser un dios.
Su oculta sensación de inquietud,
en la música no se aplacó,
ni su tristeza ni su melancolía.
Habló de sí mismo
utilizando el primer pronombre singular,
compartiendo su ego con los demás.
¡Que poco compartió!
Reservaba su propia costumbre,
pero no se abrió a las experiencias
del resto del mundo,
por temerle como a una amenaza.
Se forjó una vida;
en ella quiso vivir lo que no le habían permitido vivir,
pero estaba en contra y se marcho al exilio.
Texto agregado el 17-10-2016, y leído por 485
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Lectores Opinan
18-10-2016
Y pensar que hay gente así, que pasa por la vida sin vivírla intensamente.. Un abrazo grande sheisan
17-10-2016
¡Qué tremendo es experimentar la contradicción! Te hace pensar que somos una piedra facetada. Marthalicia