SANGRE
Las rosas son consideradas como las flores más bellas que existen. Su encanto radica no solo en su belleza, sino que son utilizadas como símbolos del amor y amistad.
De todas ellas, la rosa roja es, sin duda, la más bella de todas. Pero existe algo oculto en la belleza de las rosas. Dicen que las espinas de las rosas son para protegerla, o al menos eso es lo que se cree.
Alessia como todas las tardes, solo si es primavera y de regreso a casa, le gustaba pasar por el parque cerca a su instituto, el Istituto Italiano di Tecnología II, el mejor de la ciudad.
Ella y Giulia, su mejor amiga, siempre gustaban de un helado. De vainilla para Alessia y chocolate almendrado para Giulia.
El Parque de las Rosas, era un lugar especial, no solo por la inmensa cantidad de rosas rojas en toda su área, sino por que Alessia pasó gran parte de su niñez jugando ahí.
- ¿Qué tal te fue en el examen Giu?
- Fatal. No tuve tiempo de estudiar, sabes que con Gianluca pierdo la percepción del tiempo.
- Jajajaja… ¿Vienes hoy a mi casa para terminar el trabajo de ciencias, cierto?
- Si, desde luego. Estaré en la tarde.
Podían pasarse la tarde entera en ese lugar. La atmosfera de las rosas le daba un toque único.
De regreso a casa. En la esquina izquierda del parque se podía divisar un rosal marchito. Era triste pensar que esas flores fueron hermosas en algún momento.
De pronto, Alessia con un suave movimiento, levanto el brazo tratando de tocar el pétalo de una de esas rosas marchitas. Levanto la mano. Se pincho con una espina, en su dedo podía divisar una gran gota de sangre; y de pronto, simplemente, se desmayó.
Poco a poco recobraba conciencia. En la sala, ahí al lado suyo, su madre hablando con un médico.
- ¿Cómo estas mi amor?
- Bien. Con mucha dificultad pudo apenas decir.
Alessia había despertado después de una semana de lo sucedido. Estaba pálida, sin color en las mejillas. Sentía mucho frio, demasiado.
- ¿Qué me sucedió?
- No lo sabemos, respondió el doctor que las acompañaba en la habitación. La verdad es muy extraño lo que te sucede. Es como si en tu cuerpo se hubiese activado un mecanismo de muerte celular programada de las células sanguíneas. En otras palabras Alessia, estas perdiendo sangre de una manera alarmante, y lo que es peor aún, tu cuerpo ya no la está produciendo.
Fueron los dos meses más largos de Alessia. Cada día sus niveles de sangre disminuían precipitosamente. Hasta que no pudo más.
Ya habían pasado dos meses desde el entierro de Alessia. Giu, ya no era la misma.
Esa tarde se dirigió al parque donde tantos momentos habían compartido. Lloró toda la tarde sentada en la banqueta en la que siempre se sentaba junto a Ale.
Recorrió el mismo camino de regreso a casa como hacía años. Y de pronto, en la esquina izquierda del parque vio ese rosal marchito. Había algo diferente. Ya no todas las rosas estaban marchitas. Había una rosa con un rojo tan intenso como el color de la sangre misma, con una vitalidad como recién florecida. Y recordó que esa era la rosa con la que Ale se había pinchado.
Lloró nuevamente.
De repente, levanto el brazo para arrancar esa rosa como un recuerdo.
- ¡Ouch! …
Una gota de sangre empezó a caer en su dedo a causa del pinchazo que se había dado. De pronto, cerró los ojos, sintió desvanecerse y simplemente se desmayó.
|