3.00 de la noche, 70 centigrados de calor, 1.70 metros de respiración, algún loco se escapo de mi cabeza y la pesadilla comienza, a ver a donde nos maneja, entre bares siguiendo a Bukovski o detrás de una pared ensangrentada observando a Quiroga aplaudir mi tragedia de insomnio crónico, clásica pronoia de la depresión post velorio y aun con ánimos de doblegar manipulaciones de carácter romántico.
Me duelen los ojos de ver estas letritas absurdamente enanas, hoy la luz por mas velocidad que tenga va en ecos que rebotan en mis pupilas, no estoy en mis cabales, pero y es que alguna vez lo estuve?
Hoy, sin querer escuchaba opiniones con respecto a este esqueleto de 135 kilos y mil excusas regadas en su mente como poemas de cartón o ropa sucia tirada por el caminito por simple inercia de haraganear entre las siluetas de la nada y la incomprensión de la locura por cuerdos incompletos annunakis olvidados, en fin o en si, o quizá. porque?
Es como una desconexión de las neuronas y un alegato estilo monologo inflándose para explotar en basura.
Si, es como un ejercicio de enfriamiento matutino, a media oscuridad y de fondo un silencio tenebroso cruza toda mi piel que se torna imposible y ese recuerdo de esa musa que rebota en luciérnagas de adiós.
Bah, si con la practica de estas imágenes basta para engatusar a los sentimientos que vestidos de gala aparecen despistandote de tu realidad, esa soledad que desborda por cantidades ácidas, oxidando cualquier comienzo.
No me rindo, simplemente me apago.
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