¡QUE QUEDE BIEN CLARO!
Qué fácil resulta alzar la voz para defender a las “damas”, garantizando con ello el aplauso ramplón y la seguidilla de comentarios femeninos, feminoides y afeminados de algunos “hombres” cuya mentalidad se anquilosó en el trasnochado criterio decimonónico, de no tocar a las mujeres ni con el pétalo de una rosa. También habrá intervenciones mesuradas, conciliadoras y hasta ocurrentes, de quienes no son parte de la "porra", cada cual le reza a su santo en su particular manera.
En primer lugar, las mujeres, sí, todas las mujeres, así sin adjetivos amañados, ni calificativos sensibleros pretendiendo establecer criterios torcidos como modo de argumentación, escúchese bien, no necesitan de la ayuda de nadie, ellas se han ganado con mucho esfuerzo el reconocimiento y hasta la superioridad frente al género masculino en muchos ordenes de la vida.
Las mujeres, todas las mujeres, sin hacer el odioso distingo de damas o no damas, merecen el respeto de todos, incluso de esos adalides gratuitos, quienes con argumentos falaces se trepan a la pasarela de las vanidades ególatras, en busca de los aplausos y vítores de sus corifeos, dizque para defenderlas, ocasionándoles la ofensa mayor de exhibirlas como minusválidas mentales, incapaces de defenderse por sí mismas, pero eso sí, muy capaces de ofender ellas a otros sin ton ni son. La mujer, así, en toda su literalidad y sin connotaciones, empieza por respetarse a sí misma y luego, consecuencia lógica a la otredad.
En la sociedad actual, debe ser, porque aún no lo es, de convivencia congruente. Exenta de paternalismos ridículos y cobardes por solapados, esto último lo digo porque si alguien piensa que se ha ofendido a la “dama” o séase a su abuelita, ¡Caramba! Que tenga y muestre los cojones —Ahora que están de moda los españoles en la página— y enfrente al maldito cavernícola en lo personal y le exija cuentas por su exabrupto. Que no se ande con pend…s, haciendo denuncias públicas, a sabiendas que sus incondicionales elevarán sus ayes y muestras de apoyo, sin argumentar, nada más por seguirle la corriente.
¡Que quede bien claro!, reconozco, aprecio y respeto la paridad de estatus entre el hombre y la mujer, incluso acepto y aplaudo que en este espacio azul haya mujeres (no importa que sean damas o no, ellas se ganarán esa connotación) quienes me superan años luz en esto de dizque escribir. Pero… si alguna de ellas me agrede, precisamente en el contexto de esa paridad o superioridad femenina, me adjudico el derecho de responder en el tono que se me dé la gana, se moleste o no el nietecito. ¿O qué?, por ser mujer debemos tolerar sus chaladas.
Si existen “hombres” que permiten que las mujeres, damas o no, los ninguneen, muy su gusto, que con su pan se lo coman. Yo no soy ni seré de esos, soy un simple cavernícola que no tolero agresiones ni de mujeres, "damas", ni de nietos susceptibles y llorones.
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Es mi decir, haciendo uso del legitimo derecho de respuesta por alusión, si la hubo, a alguno de mis textos.
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