Creo
En la temprana finalidad del dolor
Y en la reconstrucción de un nuevo hombre
Desde las simientes de su interior.

Creo en vos, mi preciado poniente eres
Y en esa creencia te ofrezco parte de mi corazón,
Amo la intensa rebeldía que me sostiene
Cuando se aproxima la caída.

Seré tu morada cuando te sientas vencido,
Porque el asqueroso arrebato de juventud que te doy
Es un grito de guerra
Ante la ignorancia desmedida
En la que mueren los días.

Oí bien,
Necesito los extremos de la vida
Porque nada perderé, nada tengo,
Y soy lo que ves
Bajo el reposo de la esperanza revivida.

Creo en la salvación del mundo
Y en la supervivencia de los nuevos hombres,
Descreo en la mecanización de las máquinas
Que han deshumanizado y castigado
Los primitivos orígenes de nuestra orbe.

Creo que podrás ayudarme
Antes de que las penumbras de la conciencia
Todo lo devoren,
Y en la fiebre de la noche
Llenaré mis hojas
Con la decodificación de tu nombre.

Lloro
Por la pena que me acontece;
Por la carga que oprime a mi ser en el fondo;
Rememoro
Y castigo mi sufrimiento
Comparándolo con el de otros;
Porque si tienes hijos jamás podrás sentirte solo
Y mi amor lacerado será banquete de lobos;
Porque quién no ha tenido NADA,
En el retiro de su soledad,
Aprenderá el enigma de la verdadera entrega.