Ella me platica animadamente mientras avanzamos alejándonos del centro de la ciudad. Camino inmerzo en un océano de dudas, buscando respuestas entre los recuerdos que fluyen desde lo más profundo de tu mirada.
Dejándote guiar espero que elijas el mejor lugar en dónde podamos conversar cómodamente. A pesar de conocer muy bien el paraje local prefiero no interferir en la elección del sitio.
A transcurrido bastante tiempo desde que nuestras rutas tomaran distintas direcciones y ahora pasados varios años el destino nos vuelve a reunir.
Al tocar temas cotidianos nos damos cuenta que a pesar del transcurso del tiempo no hemos perdido la esencia de quienes fuimos; mantenemos vivo ese sentir que compartimos durante aquella etapa de nuestras vidas.
Pero está pasando que en estos últimos días has gestado un evidente rechazo hacia mi. No sé como explicarlo. Pienso que quizás sea alguna clase de miedo, una incomodidad al estar conmigo. Lo más extraño de todo es que este sentimiento se manifiesta después de compartir unos besos cómplices, nos dejamos llevar por signos de complementos que naturalmente nacieran hace algunos días.
Me atormenta pensar que a pesar de todo este nuevo sentimiento que se ha creado sigamos en la tónica de seguir viéndonos.
_ ¿Te parece si nos sentamos en la plaza que queda al frente de la residencial en donde te quedas?
_ Si te parece bien, yo no tengo ningún problema_ Respondo algo dubitativo por la elección del sector, ya que es un lugar muy intimo apartado del bullicio; donde se dan citas parejas amantes. Me pregunto ¿por qué acá? ¿Qué te trajo a este sitios? Trato de dilucidar que es lo que piensas en este momento.
Nos sentamos bajo un árbol donde las penumbras se burlan de los escasos faroles que iluminan la solitaria plazuela. Mantengo cierta distancia pues no es mi deseo ver nuevamente ese hermetismo que se ha vuelto característico en nuestros últimos encuentros. Tal vez esa incomodidad nazca a un nivel inconsciente y por eso no te has dado cuenta de ello; quiero creer eso. ¿Seré el detonante de este desagradable sentimiento? ¿Y si es así, será mi alejamiento la solución definitiva para evitar este entuerto?
Te sientas cruzando los brazos y piernas, empuñando ambas manos las escondes bajo tus axilas, y bajando el rostro ocultas tu mentón entre el felpudo cuello de la chaqueta que llevas puesta. Adoptas una postura que sería la delicia de cualquier estudiante de psicología especialista en lenguaje corporal.
No sé que pensar, muchas veces no entiendo y pareciera que no desearas estar conmigo. ¿Por que insistir en vernos? Me molesta en demasía y cometo el error de no ser sincero comentándotelo.
_ ¿Que estás pensando?_ Preguntas al verme confundido con la mirada extraviada; Trato de mantener la serenidad frente a la percepción de verte muy complicada al estar conmigo. Me da tristeza observar como eres consumida por ese desconocido sentir que te invade. La pregunta infecta mi pensar ¿Que te pasa cuando estas conmigo? No puedo ayudarte si tu no me ayudas a comprender.
_ Nada, no te preocupes_ Digo alejándome un poco más de ti, mirándote a los ojos buscando la respuesta en el océano de sensaciones y percepciones donde ambos bogamos sin aparente rumbo.