- ¿Por qué te gusto? ¿Por qué gustas? – Han preguntado.
- ¿Qué los une? – Han cuestionado.
Preguntas un poco incomodas para quien no conoce la respuesta. Unas cuantas palabras que, tal vez, pondrían en “jaque” a cualquiera que cree querer sin saber lo que significa esta palabra.
Me gustas, porque me gusta tu sonrisa, tu forma de mirar y hasta tu manera de enojar. Me endulza el sonido de tu voz, la manera en cómo te encojes los hombros y cierras los ojos al querer decir algo que te avergüenza. Me gustas, porque me haces una mejor persona. Me encantas, dado que sin ti me siento vacío de una manera extrañamente triste y, aunque me niego a aceptarlo a veces, eres la única persona a quien escucho. Eres muy especial.
Te gusto, porque te encanta que te engría y cumpla cada una de tus fantasías. Te gusto, porque adoras la manera en cómo hago tus cabellos a un lado y los acomodo detrás de tu oreja cuando los ojos te cubren; por como te hago reír, aunque hayas estado triste tres segundos antes. Te agrada estar conmigo, porque te sientes protegida a mi lado y yo al tuyo. Tal vez sea un poco vanidoso en estos versares, pero no miento, eso jamás; te gusto.
Sin embargo, nada nos une, nada nos ata uno al otro. En cualquier momento, cualquiera podría huir, cual loco y jamás mirar atrás. De un día para otro, uno de nosotros podría desaparecer sin dejar rastro ni huella. Nada nos mantiene juntos. No obstante, siempre lo estamos, aunque estemos a kilómetros de distancia, pues una sonrisa nos une, nuestras mentes se leen y nuestros corazones se desean desde antes de conocernos.
Antes de si quiera conocerte; siempre lo supe. Eres tú y siempre has sido tú. Mi luna, mi luz, mi dama. Mi amor.
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