En las madrugadas más frías Suelo refugiarme En la tibieza de tu piel Afuera hay ventisca y tempestad Adentro en absoluta serenidad Escribo poemas con tinta china Sobre tardes siderales y mis sueños. Cuando casi amanece Y canta el tordo en el tejado Hago hablar tiernamente Tu cuerpo con mis manos. Nosotros Los hijos del viento y del olvido No poseemos memoria ni recuerdos Solo el eterno presente
Texto agregado el 04-10-2016, y leído por 199 visitantes. (5 votos)