Tal vez no merezco a mi dama. Quizás nunca lo hice.
Tal vez me he estado mintiendo frente al espejo, pues el caballero no era ni fue más ni siquiera un escudero.

No puedo contener este sentimiento. Se refleja en mis ojos y mirar. La verdad me ha golpeado y logró derribarme.

Es un sentimiento extraño. Se asemeja a la nostalgia y tristeza; sin embargo, duele mucho más. Tiene rasgos de ira, al mirar mi reflejo. Mi mirada se desvía al suelo rápidamente y se siente como si estuviese parado en basura.

Decepción. La peor de todas. He decepcionado a la chica q todo dio por mi y a mi mismo también.

Mi luna no me merece. Nunca fui el lobo indicado para arrullarla, mientras ella velaba por mi en las noches. Un cordero siempre fui. Ahora lo acepto.

He fallado al hacer sentir especial y única a mi dama. No merece a un simple escudero, el cual le teme hasta a su sombra y se esconde tras un escudo que ni siquiera le pertenece. No lo merece.

Le he fallado a la única persona que arriesgaría y arriesgó todo por un torpe escritor, que no puede ni unir dos palabras.

Lo siento.