Cuando el sol se
esconde, cuando
la noche toca a mi
puerta, cuando la
obscuridad se apodera
de mi alcoba. Empiezo
a marchitar, la vitalidad
se escurre de mi piel
y los recuerdos felices
se esfuman en medio
de la niebla que es mi
mente atormentada.
Ayúdame a pasar esta
noche amarga, ayúdame
a contemplar nuevamente
el esplendor de un amanecer.
Ayúdame a rozar una vez más
los labios de mi amada. Ayúdame
a seguir respirando a seguir
soñando, ayúdame a sobrevivir.
Texto agregado el 28-09-2016, y leído por 145
visitantes. (5 votos)