La memoria del viento acaricia la tierra
en todo nacimiento bendice la luz tu mirada.
Cómplice de la nieve adormilada
dulce cual suspiro de madre
redundas la belleza en mi vida.

Toda sombra te desea
la ventisca perdida en tus cabellos
torbellino inagotable, delirio masculino
mi labio superior
mi senda en ti proclama.

He de ser vestigio de guerra?
Que lagrimas secaron tus heridas?
amor pretérito
unigénito y tácito
reina en mi como si no existiera.

Eres mi máximo misterio
desnudas lo divino y lo adormeces
La seda se viste con tu piel
y mis manos siembran bastas sutilezas
en tus senos.

Huye de ti lo etéreo de las formas
y la orquídea se viste de rosa
y la rosa de orquídea
tu piel es cobijo de oruga
que estremece tu templo.

Mujer extraña y mía
huella dorada
brizna de locura
cercana lejanía y blanca caracola
destierro florecido, y muerto.

Ven, mi olvido te recuerda
dulce reina de mieles iracundas
cegadora del átomo
brillo irreductible del metal.

Mujer extraña y mía
no me dejes...
Ocultate en mi voz
esculpe mis sonidos cual montaña a trinos de selva
esparce tus misterios en mi, y seré el pastor de tu ira.

En la vigilia de la noche eres nido de sueños
clamores de amatista
lecho de unicornios,
bóveda celeste de lácteo sendero
milagro estrepitoso del Elíseo.

Espigas de lavanda han de abrir tu corazón
en la noche de los cándidos suspiros.
Doncella de los cirios
dame el fruto de tus labios
y embellece lo deseado cada noche.

Mujer extraña y mía
no me dejes...
mujer extraña y mía
tu ausencia esta presente
mujer extraña y mía
tengo frío...
mujer extraña y mía
abrigame las manos con tu silencio
Mujer extraña y mía
no quiero tu moneda
Mujer extraña y mía
libera este corazón de mendigo.
Mujer extraña y mía, no me dejes
(...)

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