¿Te acuerdas de ése día?

¡Cómo olvidarlo!
Un soleado día de
verano, con el sol
empuñando su flamígera
arma de calor, en el
que el agua de la fuente
era nuestra única
manera de refrescarnos
y poder jugar felices.

¿Te acuerdas de ése día?

¡Como perderlo de la memoria!
Nos conocimos por accidente,
porque yo me caí debajo de tí,
mientras te columpiabas,
y te dije que no pararas
y que no bajaras los pies, que
sino me darías y me harías
daño con tus zapatillas.

¿Te acuerdas de ése día?

¡Como borrarlo de los recuerdos!
No paraste hasta que salí de ahí;
me preguntaste como me llamaba
y si quería jugar contigo.
No dudé en aceptar, ¡y cómo nos
lo pasamos en la caja de arena
del parque infantil!

¿Te acuerdas de ése día?

Desde entonces no nos hemos
dejado de hablar, somos como
uña y carne, almas gemelas,
como el Ying y el Yang...

¡Qué pena que no existas!