Te esperaba,
con una ilusión de niña,
aunque dentro mio sabía
que no vendrías.
Te sonreía,
me hacia feliz imaginar
ésa, tu hermosa sonrisa,
aunque a veces la fingias.
Me alegraba
saberte feliz
aunque no fuera conmigo.
Y sin embargo,
aunque dieras discursos
sobre mi felicidad,
te ocultabas tu tristeza
fingiendo que todo estaba bien,
evadías mi mirada,
un abrazo, un porque.
Y pretendías, al final
haberme convencido,
de tu falsa felicidad,
ocultar tu corazón roto
no parecía ser fatal,
Sin embargo,
el mayor de los placeres,
tu felicidad,
se deshacía en mis manos
al saberla falsedad.
Y no porque te pidiera algo,
nada más que sinceridad,
que triste me parecía
saberte triste
y pretender que no lo estás.
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