Si el sol, la luna y las estrellas
pueden estar presos en el cielo,
inmersos en un cúmulo de nubes
el tiempo no tiene sentido.
En esos días de color gris
uno lleva sin remedio alguno
la paciencia plena de vergüenza
y algunas otras curiosidades.
En esos momentos aciagos
en las manos crecen ramas
y la hoja del poeta hace un intento
para no aburrirse sin remedio.
Las paredes pueden borrarse
como lo hace un río cuando
ya no tiene más agua encima
y su cauce se desvanece.
Es entonces cuando se necesita
hacer un gran esfuerzo
con el fin último y postrero
de escapar de las cenizas.
Texto agregado el 21-09-2016, y leído por 128
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